Estoril, Portugal._
Los retrasos ocasionados por la lluvia han obligado que el abierto de Estoril sufra desperfectos en su organización. El canadiense Raonic y el español Verdasco se vieron obligados a jugar dos partidos en un día, dos.
Prácticamente todo el día en una cancha, literalmente. Milos Raonic tuvo que jugar contra el galo Gilles Simon casi tres horas para sellar su pase a semifinal. Lo mismo para Verdasco que tuvo un partido durísimo de tres sets frente al sudafricano Kevin Anderson.
Así llegaban a semifinal, muertos, y no de la risa. Si alguien piensa que sólo se cuentan las horas de partido, también hay calentamiento previo y un trance en el que los tenistas dedican tiempo para analizar al rival, no hubo.
Llegaba la hora, y ambos tenistas tenían más ganas que físico. Más complicado para el canadiense que mide casi dos metros y trasladar esa estantería por momentos se convierte en una virtud. Verdasco, más acostumbrado a partidos largos y a jugar en polvo consiguió ganar el partido, claro, su rival se retiró después de perder el primer set 6-4, acusando molestias musculares, normal. La venganza es dulce.
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