La checa Petra Kvitova derrotó en la final de Wimbledon a la rusa María Sharapova por 6-3,6-4. Con esto se convirtió en la tercera tenista de ese país en ganar el torneo londinense.
Ella no lloró; si lo había hecho su compatriota Jana Novotna después de perder la final de 1993, mismo año de la independencia de la República Checa, ante el mito alemán de Steffi Graf. Tuvieron que pasar cinco años de ese fatídico día para que la tenista nacida en Brni tenga su revancha. En 1998 se enfrentaría ante la "desconocida" francesa Nathalie Tauziat y terminaría coronándose tras ocho años de sequía para el tenis checo en torneos "grandes"; la última ganadora había sido Martina Navrátilová, con documento estadounidense, pero con corazón azul, blanco y rojo.
Trece años después ambas estaban en la tribuna, apoyando a la joven Kvitova. "Por supuesto que estaba nerviosa, estaba a punto de ganar Wimbledon, pero debía mantenerme concentrada", dijo conteniendo las lágrimas mientras agradecía la inspiradora presencia en la tribuna de sus compatriotas Navrátilová , la mayor leyenda de Wimbledon, y Novotna , la última campeona checa en la Catedral.
Quizás ver a Roger Federer en su tiempo libre le ha servido para aprender algo. Seguramente, con la inestabilidad del tenis femenino, no tardará mucho para ser la próxima número uno de mundo, por el momento, es la siete.
Nacida en el “Día de la Mujer Trabajadora” (8 de marzo) Petra le hizo honor a tal coincidencia, y lucho, hasta más no poder, para ser reina en Wimbledon. “La verdad vence”
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